Cierra la Pastelería Frypsia

El obrador de Frypsia en La Albericia, inaugurado en 1943. Fuente: http://www.eldiariomontanes.es

 http://www.eldiariomontanes.es/v/20120118/santander/destacados/pasteleria-frypsia-echa-cierre-20120118.html

Cantabria pierde una de las grandes referencias en la pastelería de calidad. Frypsia, fundada en el año 1943 por un artesano llegado desde Toledo, ha cerrado. Los descendientes de los fundadores vendieron la empresa en el año 2006 a un grupo de inversores cántabros que no han podido hacer frente al descenso de ventas. La llegada de la pastelería industrial de forma masiva y la invasión en los bares y cafeterías fue desplazando a Frypsia de las mesas cántabras. El primitivo salón de té del Paseo de Pereda fue vendido en los años sesenta a Manuel Pérez, hostelero que regentaba la cafetería La Pasiega de la calle Rualasal y, más tarde, el restaurante Rhin en El Sardinero.
El negocio pastelero pasó a nuevas manos en 2006, manteniendo una parte de los antiguos empleados. Los nuevos dueños reformaron la pastelería en Cañadío y emprendieron un plan de expansión abriendo locales en Santoña, Torrelavega y Valdenoja (Santander), así como puntos de venta en Valle Real y El Corte Inglés que han ido desapareciendo de manera paulatina. El tradicional obrador de La Albericia ha sido el último en cerrar, diciendo adiós a la empresa que endulzó la vida de miles de cántabros.
En sus buenos tiempos Frypsia tuvo 52 empleados, de los que quince trabajaban en el obrador. Y es que  esta popular pastelería estaba presente con sus productos en el 98% de los restaurantes y cafeterías de la región y sus tartas eran indispensables en cualquier banquete de boda. Fue esta pastelería pionera en la fabricación de pan de molde en Cantabria y desde la fábrica Guría (Navarra) le llegaban cada mes quince toneladas de harina para fabricar sus productos de primera calidad.
El mazapán fue uno de los productos estrellas de Frypsia y es que el fundador de la confitería, Jesús Barbero, era natural de Sonseca (Toledo) e introdujo en Cantabria la forma tradicional de elaborar este popular dulce navideño. Aunque la confitería se fundó en 1943, Barbero ya estaba en Santander antes de 1940, aunque esta fecha es imprecisa. Llegó para trabajar a la confitería Irún, una de las importantes en la época. De allí pasó al salón de té fundado en el Paseo de Pereda por el matrimonio formado por Francisco y Orosia, y su socio Pedro. Los apellidos se pierden en la memoria de algunos de los antiguos empleados, como el repostero Antonio San Emeterio o Mercedes Teja Barbero, descendiente del maestro confitero toledano.
Una vez en marcha la cafetería del Paseo de Pereda, se fundó el obrador y pastelería en la Plaza de Cañadío en 1943, donde entró a trabajar en el año 1947 un joven José Luis Teja Ocejo, que, al poco, se casó con la sobrina del fundador, Mercedes Barbero. Teja, que heredó de su tío político el negocio pastelero, estuvo al frente del mismo con su esposa hasta el año 1999 en que se jubiló. Murió al año siguiente (13 de octubre de 2000) y sus hijos José Luis y Mercedes y su viuda mantuvieron el negocio hasta el año 2003. En esta fecha vendieron la mitad a un grupo de inversores y en 2006 se deshicieron de él. «Mi hermano José Luis es médico y yo abogada. Tenemos otros intereses fuera de la pastelería, así que decidimos desprendernos del negocio y seguir adelante con nuestras profesiones», cuenta Mercedes Teja.
La historia de José Luis Teja (que entró en Frypsia a los 14 años) y su esposa Mercedes Barbero es la de dos emprendedores que trabajaron sin descanso. En 1971 abrieron pastelería en la Plaza de la Esperanza número 2 (en el local que hoy es la tienda de ropa infantil ‘La ventanuca); y en 1975 trasladaron el tradicional obrador de Cañadío a unas modernas instalaciones en La Albericia. En 1978 abren una nueva pastelería, en la calle San Fernando número 4 (donde más tarde se instalaría una oficina de Caja Asturias) que cerrarían en 1998 para abrir el local en el Paseo de Pereda, que cerró el pasado año 2011. Fue también en 1998 cuando Frypsia comenzó con la elaboración artesana de helados.
«La empresa – relata Mercedes Teja- contaba ya para entonces con fama y muchos clientes, ganados con el trabajo de mis padres y sus empleados. Sus pasteles y repostería estaban en numerosas cafeterías de Cantabria. Recuerdo a mi madre conduciendo su vehículo para repartir hasta Laredo, Santoña y toda la zona oriental de la región, donde teníamos gran implantación. Mi padre entraba a trabajar a las tres de la mañana para poder atender los numerosos pedidos. Cuando mi madre dejó de repartir pasó a la oficina y despacho de Cañadío, donde se encargaba de enseñar a las dependientas cómo debían atender al público».

 

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